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Divendres 13 de novembre 2020

De nuevo con vosotros para hablaros de cuán difícil es de nuevo vivir en este mundo que nos pide seguir sin la persona amada, querida

   Aunque como os he dicho que fácil no es. Podemos saber cuando nuestro duelo te permite vivir.

   Hay tres afirmaciones que yo sí me he hecho

   1º.- Pensar en la persona querida sin dolor o aprendiendo de él.

   2º.- Recuperar interés por la vida.

   3º.- Cuando vuelves a tener ilusiones, con una salvedad, nunca les hago nido hasta que se cumplen.

   Hay muchas más afirmaciones, pero estas me ayudarán y os ayudarán a entender que si resolvéis vuestro duelo, volveréis a sonreír después de muchas lágrimas que habrán drenado la tristeza que se aloja en cada célula de vuestro ser.

  • El tema de hoy  lo llamamos: “La extrañeza de vivir sin ellos”.

   Antes, como introducción, os adjunto la entrevista que me parece ser interesante sobre este tema que vamos a abordar.  

Video: Francesc Miralles (entrevistado por Silvia Ávila, profesora y madre) de “Aprendemos juntos”.
  • Extrañeza ante el mundo habitual, por Rosa María M.

   El difícil mundo del duelo está lleno de pequeños y grandes caminos que en un momento u otro vamos a recorrer.

   Uno de los primeros con el que nos vamos a encontrar es que, de golpe, el mundo cotidiano, que había sido el usual, el rutinario hasta ese momento, nos molesta, no lo entendemos

   ¿Cómo pueden los demás estar tan tranquilos sin darse cuenta de mi dolor? ¿Cómo puede ser que no esté todo parado como lo está mi ánimo? ¿Cómo pueden reír, pasear en alegres grupos haciendo ruido, con sus tontas prisas, haciendo proyectos para el futuro si a mí el tiempo se me ha parado, se me ha roto? ¿Nadie lo ve? ¿Nadie se da cuenta?

   La realidad es que nosotros estamos en un duelo reciente y no podemos entender al mundo que nos rodea y por ello nos sentimos totalmente alejados.

   Los dolientes hemos cambiado de bando, el resto del mundo no. Esa es la realidad. Es difícil de entender pero nosotros hicimos lo mismo con aquellos que recorrieron el camino antes. Todos creíamos, algunos todavía lo creen, que hay que acompañar en los primeros momentos, dar el pésame y decir algunas palabras, frases hechas desde la cortesía, pero no desde el conocimiento hondo de lo que es una pérdida, frases usadas sin contenido, tópicos sociales que no aportan nada.

   Pensad que hasta que no podáis racionalizar que nadie sabe de dolor hasta que lo vive en primera persona, tendréis que cambiar todo vuestro enfoque, eso os hará más comprensivos y empáticos con los demás en el futuro.

   ¿Cuantas frases de este tipo habéis oído que uno os han aportado nada? Un abrazo o un apretón de manos (gestos difíciles en este tiempo de pandemia) una mirada y un…”estoy contigo” sinceros serán un mayor aporte de ayuda y consuelo. Y pronto, muy pronto volveréis a la realidad.

  • Extrañeza ante el mundo habitual, por Montse Larré.

   Todas las personas que hemos pasado por la experiencia de perder a un ser querido creo que tenemos una sensación parecida, que el mundo, ese mundo en el que habíamos vivido hasta ese momento, se vuelve un entorno ajeno.

   Recuerdo que la noche de sábado en que mi hija murió, al día siguiente domingo, había elecciones municipales. Después de venir del hospital me pasé toda la noche en el sofá tomando tila tras tila y fui viendo como amanecía, esperando que la vida se hubiese paralizado. ¡¡¡Pues no!!! Amaneció un día soleado de primavera. Los autobuses funcionaban. Las familias salían a la calle juntas para dirigirse a votar y yo me preguntaba para qué van a votar si mi hija había muerto esa noche. Pues sí, la gente continuaba su vida y yo no entendía nada.

   En esos momentos daba la sensación de haber salido de la escena de una película y me había convertido en una simple espectadora de la película de las demás personas que salían, reían, celebraban, disfrutaban de los suyos y yo no.

   Hasta ese momento creía que la vida era trabajar duro para poder tener un nivel de vida que me permitiera cosas materiales, corriendo siempre desde la mañana hasta la noche sin descanso. A partir del vuelco que mi vida había sufrido, mi empeño fue ¿Cómo poder vivir dignamente en ese nuevo entorno? ¿Cómo conseguir alguna ilusión aunque fuera pequeña? ¿Cómo volver a entrar en el escenario de esa película de la que había quedado al margen y que ya no sentía mía? Todo ello no era ni mucho menos fácil. Abría mis ojos y a mi alrededor veía que todo estaba desolado, había pasado un tsunami que no había dejado nada en pie.

   Después de mucho trabajar mi duelo, comprobé que si yo lograba estar algo mejor, mi entorno también parecía estar mejor y así, poco a poco, iba viendo el camino a seguir.

   Me di cuenta de que ese entorno tan familiar para mí, familia, amigos, vecinos, etc. ya no hablaba el mismo idioma que yo y mi velocidad era mucho más lenta, y por mucho que se esforzaban y ayudaban, mi sensación era que yo estaba muy lejos de ellos, así que la única solución era intentar cambiar yo porque los demás no me iban a entender nunca y aislarse como un ermitaño no se puede vivir.

   Apuntaba el reconocido naturalista inglés Charles Darwin en su obra fundamental: “El origen de las especies”, que los animales que logran sobrevivir en su lucha por la supervivencia no son los más grandes, ni los que poseen garras más fuertes, ni por cualquier aspecto físico, sino su capacidad de adaptación al medio y eso es lo que les va a permitir sobrevivir.

  • Extrañeza ante el mundo habitual, por María Dolors Estivill (Lola)

   Un concepto nuevo de cómo se puede vivir de nuevo, se ha ido gestando en mí después de años de poderlo transmitir.

   Primero lo he experimentado personalmente. Requiere tiempo, fuerza de voluntad y darlo a dosis mínima en terapia para no forzar a nadie a caminar como yo lo hacía y continuo haciéndolo.

   Desde el primer día que lo expuse, les llegó el  porqué ante la muerte de un ser querido nos sentimos muy lejos del mundo en el que hemos crecido y nos hemos relacionado.

   Salir a la calle era un esfuerzo, todo me molestaba. La vida seguía y yo estaba paralizada. ¿Cómo integrarme de nuevo al mundo conocido? Entonces todo me sobrepasaba.

   Os cuento como les expongo en una comparación o símil, porqué nos sentimos así. Yo le llamo “El teatro de una nueva vida

   Para poder seguir y entenderlo, nos trasladamos mentalmente a un teatro, visualizando el escenario y la platea.

   Cuando nos sentimos extraterrestres en un mundo que no nos es fácil vivir, nos tenemos que reinventar.

   El escenario era el lugar donde discurría la vida que hasta entonces vivía y no me daba cuenta a qué velocidad iba y a dónde creía quería llegar.

    Me empecé hacer muchas preguntas como: ¿Qué me había perdido? ¿Qué valoraba? ¿Me cuidaba o cuidaba? Porque ir a 100, a tope de estresarnos y darnos cuenta que casi lo teníamos todo sin pensar que la muerte llega con su billete de salida en su momento preciso y podía barrerlo todo de un soplido.

    ¡Qué manera de proyectar futuros que muchos de ellos no se cumplían!

   Así cientos de preguntas, de lo qué me había perdido, de lo qué había hecho, de lo qué había dejado de hacer, pero ya no podía rebobinar la película.

   Entonces pensé que nunca podría volver al escenario donde, casi todos, vivían a la velocidad que hacía unos días también  iba yo.

   ¿Dónde estaba entonces, me preguntaba? , había bajado a platea de un plumazo. Os veía correr, dar valor a cosas que os hubiera dicho dejad de correr, en cualquier momento podéis bajar a platea.

   Más tarde me di cuenta que en el escenario estabais todos pero me era imposible subir, mi velocidad era menor, me era imposible alcanzaros. Cómo sentarme de nuevo a una mesa, tomar un café con unas amigas, hacer el esfuerzo de entenderos… Hasta que un día, sentada en platea, me di cuenta que yo era quien os debía entender a vosotros, porque si no se vive lo que vivía, no me podíais entender.

   Sentada en platea, pensé cómo subir al escenario, fácil no era. Entendí que sería el reducto para cuidarme y encontrar los momentos que necesito para cargarme de energía y subir luego a visitaros, a acompañaros en ese correr a velocidad que yo sólo puedo hacer todos los días, unas horas  y luego  bajar de nuevo donde ella me proporciona la velocidad que necesito.

   Allí cuido con todo lo que me engrandece mi alma y es cuando encuentro esta sabiduría para subir y bajar y saber siempre qué velocidad he de tomar para vivir y valorar cada momento de mi vida.

   Hoy si en un momento determinado se me complica la vida, antes o después, lo sabré gestionar. Si son momentos que antes me perdía como  un abrazo, una sonrisa, una cena, una conversación constructiva,… generalmente ahora no me pierdo ninguno.

   He aprendido a vivir en este Gran Teatro del Mundo, en el que vivo (como decía Calderón de la Barca, como fruto de su observación y de los efectos que puede producir en el receptor, su observación), así en cada momento sé cuándo puedo estar en el escenario y cuándo en platea.

   Se necesita tiempo, pero cuando se consigue, dominas la velocidad que necesitas para integrarte en este mundo que quiero, siempre y cuando tenga presente que, todos los días, necesito estar en la platea para aflojar la velocidad y conectar con la sabiduría interna que todos poseemos y que, con trabajo y esfuerzo, lo he conseguido para poder vivir en la paz interior que casi lo entiende todo y para seguir con vosotros.

Video: Laura Pausini “ El valor de Seguir Adelante Clipe”

   Como siempre os digo ¡Cuidaros, mucho y más!

   Fins el proper divendres / hasta el próximo viernes.

        María Dolors Estivill Martínez (Lola)

2 respostes a “Divendres 13 de novembre 2020

  1. Pues como en otras ocasiones decir que lo explicáis exactamente como yo me siento en estos momentos de mi reciente pérdida de mi hijo ayer dia 15 hizo 10 meses y hasta ahora quiero poner orden en mi cabeza sin éxito para poder explicar justo lo que estáis explicando Rosa María y mi querida Dolors que vosotras lo habéis pasado antes y vuestra experiencia hace que vuestras palabras tomen sentido en esa montaña de dudas, rabia y dolor que tengo dentro de mi ser sin ser capaz de ordenar ni por donde empezar. Mi gran “suerte” haberos conocido y teneros en mi vida igual que las demás madres y padres que nos une el mismo sentimiento. Muchísimas Gracias a las dos.

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