TEMA: “LA SOLEDAD EN FIESTAS”
Otra vez de nuevo con todos vosotros para hablaros de un tema no fácil de vivir este año, por ese dichoso virus, por nostalgia, recuerdos, vivencias, momentos…, la mayoría desea que la Navidad pase cuanto antes mejor.
Esta vida es un gran aprendizaje desde que naces. Hay demasiadas asignaturas que aprobar para seguir viviéndola y nos quedamos atrapados en unos días que, cíclicamente, se repiten y no nos dejan vivir con esa media sonrisa que a veces nuestro entorno necesita.
Dedicado a la niña interior
Casa de acogida Pepe Bravo
Mayo2016
- SOLEDAD EN FIESTAS, por Rosa Maria M.
Durante los primeros años de nuestro duelo cuando llegan fechas importantes para nosotros (cumpleaños, aniversarios) o para el conjunto de la sociedad (Navidad, Reyes y otras) que nos sumirán en la nostalgia, la tristeza y en el deseo de que pasen lo antes posible.
Tal vez queramos aislarnos, desaparecer por un tiempo, quedarnos sin ganas de hacer alguna actividad concreta. No tenemos la mejor actitud. Todos sabemos que las fechas navideñas son entrañables (eso nos dicen “El Corte Inglés” y los anuncios de turrones).
Es cierto que a veces pueden resultar así, pero no siempre ocurre. No estamos obligados a ser felices porque alguien nos lo diga o porque alguien decida que en esta época toca serlo. La primera Navidad en la que estuve de duelo me obligué a seguir la ruta de la peonza que me prepararon mis hijos y acepté y me impuse sonreír y llevar una charla agradable.
Salía de la sala de tanto en tanto a fumar y a llorar. Luego iba a recomponerme, al baño y volvía a aparecer. Una de las veces, alguien muy querido por mí, levantó la copa y dijo: “Vamos a brindar por quien se fue, vamos a desearle un buen viaje, vamos a felicitarnos por haberlo tenido en nuestra vida y vamos a llorar todos juntos durante un minuto”. Y luego, nos tomamos la copa y festejamos que estamos juntos en este día que nos une más. Estas palabras actuaron como un sedante. Yo no estaba sola con mi pena, todos los que me rodeaban eran partícipes y se estaban esforzando por alegrar a los demás. Era el esfuerzo de todo el clan el que nos calmaba y consolaba.
Los próximos días festivos que van a llegar en el transcurso de este diciembre tan extraño, de un año tan insospechado y duro hemos de escucharnos interiormente, ser amables con nosotros mismos en primer lugar, no exigirnos nada, hacer lo que nos haga sentir bien y no realizar esfuerzos de ningún tipo. Los que nos quieren son muy conscientes de cómo nos sentimos, así que planifiquemos el día con serenidad, con calma y así afrontaremos estos días con más seguridad, con menos miedo. Usemos la tecnología para vernos, para interesarnos los unos por los otros, no nos quedemos inmóviles.
Las siguientes navidades no serán como la primera. Llegan la nostalgia y la ternura y bajará la intensidad ese dolor seco de ahora. Recordad que siempre tenemos algo que dar a los demás y que nuestra actitud repercute en la de nuestros familiares y amigos. Estamos juntos.
- “SOLETAT EN FESTES”, per Montse Larrè
Después de este año tan extraño 2020, que nos está tocando vivir y en el que nada de lo que estábamos acostumbrados ha sido igual y por lo que parece la Navidad se está presentando de la misma forma y si estamos en proceso de duelo, es un momento difícil en el que hemos de esforzarnos para preparar con antelación todo lo que vamos a hacer y con quién vamos a estar, con el fin de que sean unos días que no nos produzcan ni estrés, ni ansiedad, viviéndolos de la mejor manera posible, decidiendo hacer lo que mejor nos vaya a nosotros.
Todos sabemos que la Navidad es cíclica y personalmente, por lo que llevo viviendo estos últimos años, compartiendo el duelo con otras personas, me he dado cuenta de que, sobre todo las primeras Navidades, si intentamos evitarlas, refugiándonos en el lugar más escondido del mundo donde no se oiga una música navideña, no haya una sola lucecita de Navidad, un constante “¡Feliz Navidad!” a todo el que se cruza en nuestro camino, esos impactos nos los ahorraremos, pero, ¿qué haremos con las Navidades venideras?
He de reconocer que las primeras se hicieron muy duras, pero quizás por mi forma de ser optimista, quizás porque todavía no era consciente al 100 por 100 de lo que la vida me había puesto delante, la cuestión es que las organicé de la forma más parecida como lo había hecho siempre y lo hice tanto por mí como por los que me rodeaban, ¿quién me garantizaba que los que todavía quedábamos pudiera estar el próximo año? Y he de decir que las siguientes han ido siendo mucho mejor, lo importante es compartir con los que más quieres y eso me reconforta mucho.
En estas fechas tan señaladas donde parece que todo rebosa felicidad, nos invade la sensación de tristeza, nos sentimos solos e incomprendidos y es que, sin darnos cuenta, estamos comparando nuestro estado de ánimo con lo que socialmente se espera de nosotros y a la vez nos invade la nostalgia y es difícil sobrellevarlo.
Sin querer nos vienen a la mente recuerdos de cuando éramos niños, cuando estaban con nosotros personas que ya no están y nos damos cuenta de lo felices que nos sentíamos. El hecho de ir cumpliendo años nos lleva a evocar los tiempos pasados que idealizamos donde lo negativo, que también lo había, se nos difumina.
- SOLEDAD EN FIESTAS, por María Dolors Estivill (Lola)
Hoy, pasado el tiempo y recordar aquellas Navidades del 93, están llenas de añoranza. Pero cuando los recuerdos tristes se vuelven dulces puedes vivirlas con la compañía de quienes te quieren y quieres.
En aquellos momentos no era posible, me sentía sola ante un gran dolor que me partía el alma. Fácil no es vivir sola unas Navidades, pero acompañada, entonces, tampoco. Viví una soledad que no puedo definir.
Ahora, en la terapia en el “Grup de Dol”, no necesito que me la verbalicen, sus ojos son un libro abierto a los que acompaño explicándoles como vivir un poquito mejor la Navidad.
Recordar mis primeras Navidades no es fácil. Teniendo una gran familia me enfrenté a una gran verdad, esta se llamaba “Soledad”, estando acompañada.
Me molestaba casi todo, las luces, la flor de Pascua, los villancicos, las risas, el ruido navideño, la mesa de mil colores… Pero más tarde entendí que la Navidad era cíclica. O bien la vivía como pudiera o cada año sería el fantasma que me perseguiría siempre.
Un día, sentada delante del televisor, vi una pequeña industria familiar en un pueblecito que, durante varios meses al año, daban trabajo a casi todo el pueblo. Unos hacían las bombillas que luego lucirían y brillarían en nuestras ciudades; otros trabajaban las figuras que formarían parte de los Belenes y mil bolas de todos los colores que, cientos de niños colgarían de sus árboles navideños. Me quedé pensando si en aquel pueblo no se había muerto nadie. Fue entonces cuando pensé que, todos, seguro tenían una historia triste que recordar, pero aquellos meses les daba cada año la posibilidad de un trabajo y poner en sus mesas, y más, “un plato de lentejas”.
Así que cuando paseo por mi ciudad y veo brillar miles de bombillas encendidas, pienso en los “platos de lentejas” y ahora me gustaría que en todas las calles brillaran esas luces que ayer tanto me dolían.
Luego pensé en Espinelves, (un pequeño pueblo de Girona), que se dedica todo el año a cultivar abetos, para ellos es su pan, su supervivencia.
También pensé en los campos rojos de flores de Pascua que visité con unos amigos de mis padres que habían enterrado a un hijo y, con una sonrisa reflejada en sus miradas de dolor, nos decían que todas ellas eran para que sus nietos pudieran seguir estudiando.
Y por último, el Nacimiento en mi casa es fundamental todo el año, me recuerda a los años vividos con mis abuelos y con mis padres. Las cientos de anécdotas que he vivido a lo largo de mi vida, con las historias, cuentos y canciones que me han dejado de herencia.
Y sobre todo, la figura del Niño Jesús me hace pensar todos los días el niño pequeño que vive dentro en mí. Si yo creo que Él nació para dar vida, (aunque a veces termino agotada el año y, sobre todo éste), mi esperanza es que de nuevo ese niño interno que vive dentro de mí, nazca de nuevo con la esperanza de un mundo mejor.
Sí he vivido y sé cómo se llama la soledad desde la tristeza, pero primero hay que vivir tus lágrimas y luego encontrar la manera de valorar a quienes tenemos a nuestro lado. Si nos sentimos solos, estoy segura que es la soledad la que, a veces, nos acompaña y te tiende esa no verdad, atrapándote. Esta simplemente se llama tristeza.
Mientras tengas vida, siempre puedes dar vida, aunque a veces no llegues a todos.
“Es mi credo y sé que vale la pena intentarlo”
“DICE UNA FRASE DE REFLEXIÓN Y VIDA QUE RECIBÍ por whatsAap”
“Hay gente que le tiene miedo
a la soledad.
Porque piensa que para ser
feliz hay que tener compañía.
Yo creo que para ser feliz
sólo hay que tener paz y
tranquilidad en el corazón”
Hasta el próximo viernes, fins divendres 18 /12/2020
Cuideu-vos, cuidaros
María Dolors Estivill Martínez (Lola)
Muy buena la entrega de este viernes por parte de las tres.
Da gusto un año más seguir las historias de Lola y sus lentejas, su flor de pascua y su niño Dios. Son historias que evocó cada año mientras colocó la colección de adornos que fuimos haciendo crecer desde el primer año de nuestra boda.
Por que Navidad tras Navidad un nuevo detalle entraba en nuestra casa, comprado para mi o para él, en algún mercado de Navidad de Múnich, Hamburgo o del de Santa Llucia.
Me alegro enormemente del esfuerzo que hice el primer año, de encaramarme al armario yo sola, y colocarlos todos, para que mi hijo soplara las velas de su pastel de cumpleaños con la casa disfrazada de rojo blanco y verde como siempre había sido.
Ayer sopló sus 2 patitos y creo que todos sentíamos esa sonrisa que la Paz interior permite.
Escribo esto desde el hospital de nuevo con mi madre, que me mira entre sueño y sueño con sus ojos azules impasibles.
Reconozco el duelo anticipado que hace ya tiempo comenzó. Me gustaría que la Navidad no se oscurezca con otro adiós, pero si sucede, ahora tengo fe en mi y en que lograré gestionarlo gracias a ese Grup de Lola que tanto me dio.
Muchas Gracias y un fuerte abrazo