Design a site like this with WordPress.com
Per començar

Divendres 15 de gener2021

TEMA:  “ MI PRIMER AÑO DE DUELO”

  •  INTRODUCCIÓN

   De nuevo amanece un nuevo año y te haces miles de preguntas sin respuestas, a las que ya he desechado y os digo el porqué.

   Esperar que este mal sueño vivido, se diluya para encontrar de nuevo una estabilidad, otra normalidad, y se pueda vivir con una media sonrisa y volver a dar un abrazo a quienes quieres o a los que hace tiempo creías eran menos presenciales en tu vida, me he dado cuenta que lo importante no eran las horas, días, meses, años con los que te relacionabas, sino con los momentos que has vivido con ellos y  estos también te han llenado de una riqueza que añoras y ahora valoro.

   Siento que me dejé de vivir momentos irrepetibles. A veces no es la cantidad, sino la calidad en la convivencia.

   Pero estoy segura que este virus se fundirá ante la bondad y trabajo de científicos e investigadores, quienes trabajan en cientos de laboratorios para encontrar con la solución definitiva y que los otros intereses que no acunen esta solución, tienen los días contados.

   En estos siguientes meses de este año 2021, tanto Rosa María, como Montse y yo misma,  continuaremos desgranando otros temas sobre el duelo por la pérdida de un ser querido.

   Espero que nuestras vivencias y opiniones personales  sobre nuestro Grupo de Duelo en estos nuevos temas, os puedan acompañar. Es nuestro deseo.

    María Dolors Estivill (Lola)

¿Que nos produce bienestar y felicidad? Facundo Manés (neurocientífico) en Youtube
  • MI PRIMER AÑO DE DUELO, por Rosa María M.

   Mi nieta mayor, cada día cuando venía a la clínica a visitar a su abuelo, me recordaba que quería un pastel rosa y yo le decía siempre que sí, que se lo haría.

    A los nueve días del fallecimiento de mi esposo, fue el cumpleaños de la niña, que cumplía los soñados tres años, que le permitirían ir a la escuela de los mayores, de la que tanta publicidad le habíamos hecho sus padres y sus abuelos.

    Yo no tenía ánimos para meterme en la cocina pero, entre lágrimas, compré un bizcocho, le incrusté nubes rosas por todo el contorno y senté una muñeca rosa en lo alto del pastel. No era el mejor pastel que había hecho pero sí el que me costó mayor esfuerzo. Ese fue mi primer round. En ese momento creí que con valor y sin escucharme a mí misma, podría sobrellevar todo aquel dolor y el tsunami de tristeza que me arrastraba.

   Como tengo un alto grado de hiperactividad y me gusta mucho mi trabajo, decidí que la mejor forma de iniciar mi duelo sería empezando a trabajar y, a los diez días, empecé a concertar visitas.

   Como ninguna de aquellas personas sabía, ni saben de mi vida personal, les recibía con unas gafas de sol alegando una alergia. Pasé muchos meses con esas “alergias” que empleaba como escudo para no mostrar mis ojos irritados de tanto llorar cuando estaba sola.

   Si bien es cierto que pude mantener la capacidad de concentración y memoria en la vertiente profesional, no es menos cierto que en mi vida privada solo era capaz de recordar cuatro cosas que aun eran importantes para mí.

    Cuando dejaba de trabajar, que era durante pocas horas dado que había ampliado mis horarios laborales, me dedicaba a limpiar sobre limpio mi casa, con una pulcritud exagerada, a fin de no pensar en mi misma e hice multitud de gorritos y bufandas para mis nietas porque esa actividad me relajaba. No conseguía dormir bien, solo a ratos dormitaba en el sofá y estaba muy agotada físicamente también.

   Un día me encontré por la calle, por casualidad, con la que había sido la doctora de mi esposo. Estuvimos hablando y fuimos a tomar un café. Me habló de un grupo de duelo que funcionaba muy bien, que era totalmente altruista, que llevaba años en acción…, le dije que le agradecía mucho su interés y atención, pero que poco a poco lo iría solucionando.

   Como había hecho mi madre, que quedó viuda a los 35 años y con dos peques para educar y formar, y que si ella lo había logrado, sin duda yo también lo lograría. No conocía, ni me interesaban, los llamados grupos de duelo y además creía, como aún cree mucha gente, que son grupos de llanto.

   Un día vinieron a pasar la noche conmigo mi hija y mis nietas, yo dormí en nuestra cama con mi hija y teniendo en la habitación de al lado a las dos pequeñas que dormían felices.

   Ese día inauguré un período de cambio importante. Mi actitud de reto personal ante el dolor, el yo puedo con todo, yo lo consigo y el resto de tópicos que siempre hemos oído, no eran ciertos. Consideraba que en mi experiencia en el duelo había aprendido cosas como que los errores son un camino de aprendizaje, que se debe escuchar la verdad y hablar con plena conciencia y que hay que mirarse a una misma y aprender a quererse como una es y como una está. Necesitaba apoyo, necesitaba ayuda, necesitaba abrirme. Y necesitaba aprender más.

   Y un día, cuando ya había pasado casi un año, un buen amigo y vecino, me dijo que en el “Banc Solidari” había un grupo de duelo, que por qué no probaba a asistir una vez, y que si no me gustaba con no volver todo resuelto.

   Esta vez pese a mi opinión personal por deferencia hacia ese amigo y, por educación, asistí al grupo. Y aquí estoy. Cada uno inicia su duelo como buenamente puede y, por supuesto, tenemos derecho a equivocarnos y a rectificar si no acertamos a la primera.

   Me costó un año de “montañas rusas” llegar a esta conclusión: “Si alguien nos da la mano, el camino será mucho mejor”.

                  R Mª M.

  • MI PRIMER AÑO DE DUELO, por  Montse Larré

   Cuando miro hacia atrás, a mis nueve últimos años, os confieso que me cuesta recordar el primer año después de la muerte de mi hija, quizás porque parece que hayan pasado 100 años, quizás porque ha sido el período de mi vida más largo, más denso, más difícil y también en el que he aprendido más que en toda mi vida.

   Todo empezó aquella tarde en la que todo cambió por completo. Después de todo el adiós que le dimos todas las personas que queríamos a mi hija, al volver a casa, fue como el que ha cerrado una puerta, dejando atrás toda la vida anterior a la que nunca volvería y en la que ahora me daba cuenta fui tan feliz, fue como cuando un recién nacido llega a su hogar y lo desconoce por completo, no conoce nada, sabe qué debe hacer, ni por dónde empezar; solo al cabo de unas semanas me di cuenta que debía comer, ducharme, poner lavadoras, de que tenía un marido, un hijo, una madre, un hermano, que si yo estaba mal, ellos no estaban mejor y que eran mi familia y debíamos apoyarnos para empezar ese nuevo camino que la vida nos había puesto delante. Ese primer año, si le he de dar un calificativo, podría decir que fue un DESBARAJUSTE.

   Yo hacía un año había perdido mi trabajo y ese hecho no ayudó en nada, reanudé mi carrera de psicología que había dejado colgada, adopté un perro y un gato, a mi que no me gustaban los animales, cambiamos muebles, pintamos la casa, viajamos, mi hijo empezó a salir con una chica, todo cambios y cambios.

   Por un vecino nos enteramos de la existencia de grupos de duelo y nos dijo que a unos amigos suyos les había ido muy bien, yo hasta entonces sabía de la existencia de grupos de apoyo, pero no de duelo en concreto.

   Dada el ansia que teníamos de seguir hacia delante y con la esperanza de encontrar alguna explicación a esa hecatombe en la que vivíamos, no dudamos en probar a asistir a una sesión a ver qué pasaba. Nos pusimos en contacto con el Banc Solidari y allí nos dieron el teléfono de María Dolors Estivill y ella ya nos citó para el primer viernes y así lo hicimos. Llegaron las 5 de la tarde de aquel viernes y con toda puntualidad estábamos, mi marido y yo, como clavos allí. Con la perspectiva que me da el tiempo, verdaderamente nunca pensé que allí encontraríamos lo que encontramos, tanta comprensión, tanta empatía, tantos amigos que con los años hemos llegado a hacer, creando esos HILOS DORADOS INVISIBLES DE AMOR, como dice una de mis amigas, Vicky, trabajando sentimientos y exponiendo toda clase de pensamientos, sin miedo a ser criticado, allí dentro había un grupo de padres que, como nosotros, de una manera o de otra habían perdido a sus hijos, personas que quizás nunca hubiera conocido, muy diferentes a mí, en creencias religiosas, políticas, etc., pero que hablábamos un mismo idioma y era el del GRAN AMOR QUE PROFESAMOS A NUESTROS HIJOS QUE HABÍAN MUERTO.

   Os diré y creo que mis compañeros de vida también lo dirían, que todo lo que allí se expresa, llantos inconsolables, también risas y situaciones cómicas, experiencias de amor en el estado más puro del que se pueda hablar, ese amor incondicional que nos unió y nos sigue uniendo a nuestros hijos que de alguna manera persiste y persistirá hasta el día que nos toque marchar a nosotros, ya sabéis tenemos un BILLETE DE IDA (el día en que nacemos) y el BILLETE DE VUELTA, de ese no nos salva nadie y, mientras tanto, solo hay una opción ¡¡¡VIVIR!!!  (en mayúsculas).

  • MI PRIMER AÑO DE DUELO, por María Dolors Estivill (Lola)

   Hace 27 años una llamada que no olvidaré jamás, la policía de Mataró me comunicaba que mi hijo mayor había sufrido un grave accidente. En aquel instante mi alma, mi corazón y mi ser interno se desintegraron, sabía, sin saber, que mi hijo había fallecido. Le dije al policía que era enfermera y sabía qué debía comunicarme. Ante mi insistencia me dijo “Sí, su hijo murió en el accidente”.

   Si existe el infierno yo lo he vivido. No tengo enemigos, pero si los tuviera, no se lo deseo a nadie sobrevivir a un hijo.

   Hice un largo camino en busca de todo aquello que me ayudara a “aceptar” su vacio. Un vacio inmenso, un vacio que nadie ni nada podía, ni puede, llenarlo. Mi hijo Andrés es irrepetible. Ni mejor, ni peor, muy especial. Para mí una bendición vivir junto a él durante casi 20 años.

   Tuve que aprender a sobrellevar su ausencia momento a momento, dando  poder al tiempo que curase mis heridas. Un tiempo que debí trabajar un duelo muy duro y, a veces, insoportable.

   Al mes de su muerte  y ante la imposibilidad de salir del infierno, llamé al 010 para pedir ayuda. La joven voz, que aún recuerdo y que me atendió, le dije: “búsqueme a una madre que haya perdido a un hijo, quiero morirme”. El silencio lo pude oír, pero de pronto me dijo: “si me da tiempo, yo se la encontraré”.

   Así conocí a una madre, hoy mi amiga. Ella había perdido a su único hijo en un accidente,  hacía año y medio. Me acompañó varias tardes en mis lágrimas, sin pedirme nada a cambio, sin aconsejarme. Escuchaba estoicamente las mil barbaridades que le decía, ni tan siquiera me juzgaba y me encontró un espacio donde, una vez por semana, se reunía un pequeño grupo de personas que habían perdido a un ser querido. Allí encontré el espacio, sin tiempo, para elaborar mi duelo. Compartí y viví otros duelos y poco a poco, lentamente, encontré la sabiduría para seguir adelante.

   Paralelamente me di cuenta que a los médicos amigos que acudí y necesitaba, vi la impotencia en su mirada, pero sí les pedí una mínima medicación para descansar y para mi ansiedad  que acompañara mi dolor, pero que no me adormecieran. Sabía que yo debía vivir ese dolor para aprender de él y lo fundamental en mi duelo fue también, su escucha activa que les agradeceré mientras viva.

   Llamé también a las puertas de voluntariados.

   A Ciutat Vella fui durante un par de meses a dar clases a un niño marroquí, pero poco a poco se estaba encariñando conmigo. Yo buscaba apaciguar mi dolor y lo dejé, no podía en aquellos momentos seguir ayudándole. Muchas veces pienso en él y le he pedido perdón en la distancia.

   Luego pensé, como enfermera, en ayudar a un Hospital de neurorehabilitación, pero me rechazaron amablemente. Desprendía tanto dolor que una psicóloga me dijo, “cuando cure su duelo, llame de nuevo”.

   Más tarde pedí ayuda a un gran Hospital de Barcelona. Supe que había un Grupo de padres por la pérdida de un hijo. Tampoco me aceptaron porque mi hijo no había muerto en ese Hospital, pero sí me comentaron que me recibiría un psiquiatra. No fui. No entendía porqué no podían darme un lugar para encontrar el calor de otros padres que me pudieran entender.

   Mi búsqueda era insistente para encontrar el interruptor que parara mi dolor y cuando regresaba a mi casa le pedía a “Mi Amigo” que viniera a buscarme mientras durmiera y cuando me despertaba pedía a “mi hijo” fuerzas para seguir adelante.

   Asistí a talleres, conferencias…. No paré. Agotada al año encontré a un psicólogo que me enseñó a conocer, mediante la técnica de interiorización, mi fuerza y la paz del guerrero que buscó, buscó… y encontró que el mejor maestro y respuestas las tenía dentro de mí, en mi alma. Ese trocito de cielo que cuando se le caduque su billete volará a su Cielo.

   Ese primer año no se lo deseo a nadie, pero gracias a mis enfados y plegarias a la vez “El Cielo, me enseñó el camino” para seguir y encontrar mi voluntariado y mi sentido de vida.

Alejandro Sanz – Este Segundo (Feat. Judit Neddermann) de Youtube

Hasta el próximo viernes día 29 de enero. Fins el proper divendres dia 29 de gener.

¡Cuidaros!  Cuideu-vos!

Maria Dolors Estivill Martínez (Lola)

3 respostes a “Divendres 15 de gener2021

  1. Querida Lola -Maria Dolores para vosotros- leyendo tu primer año de duelo por tu hijo Andres y mi querido sobrino, he recordado también mi duelo de ese primer año y de los 18 siguientes y que pasamos juntas.
    Recuerdo perfectamente todo tu vivir durante todos esos años, lo vivimos juntas.
    Y hoy, lloro, como manantial desvocado, recordando esos tiempos.
    Parecía que nunca podríamos ya ser felices y sin embargo…
    ¡¡¡Lo logramos Lola, lo logramos!!!.

  2. MI PRIMER AÑO
    Mi primer año fue un tsunami de sensaciones, nunca me imaginé ni estaba preparada para qué pasará, porque es verdad que estábamos en un proceso de tratamiento pero como si acabase siendo algo crónico con subidas y bajadas ahora eso si con mucha calidad de vida. Todo se desencadenó en una semana un maldito martes 13 fuimos a urgencias por dolor y ya no salimos, siempre pienso que cuando a las pocas horas todo se controló nos teníamos que haber ido a casa ahora estoy convencida y eso me tortura.
    Me cuesta mucho abrirme aunque sea por aquí pero creo que se lo debo a Lola.
    Cuando mi padre partió fue muy doloroso para mi y me ha costado 8 años superarlo, pero las palabras de Chevis (el amor de mi vida) me sé clavaron en la cabeza y fueron no puedes permitirte el lujo de caer y ahora lo entiendo.
    Por eso cuándo estuvimos esas 28 horas esperando que empezara su viaje yo me volví loca de ver a nuestros dos hijos uno sentado en la cama dándole la mano y la otra con su mano en él pecho tocándole el corazón. Llegó el doctor Cabrera del clinic qué era quien lo llevaba y nos dijo quitarle los auriculares de la radio y decirle que se vaya, así se hizo y empezó su camino.
    Yo tenía el alma rota de ver a mis hijos y saqué fuerzas de donde no las tenía y pensé no puedes permitirte el lujo de caer, así que con mucho dolor pero muy serena empezó mi andadura para aprender a vivir sin él pero con el ( hace dos años y no lo he conseguido).
    A partir de hay empece mí andadura loca sin parar de hacer cosas y no hacer nada la vida iba muy deprisa para mí y yo no quería parar porqué sabía que si paraba me hundía, mi prima Pili me decía ven al grupo de duelo que fui yo que te ira muy bien y yo pensaba estás loca para escuchar penas ya tengo bastantes con las mías, pero cai en él pozo más profundo sin querer levantarme de la cama sin ducharme con pijama un desastre hasta qué Chevis me envió una señal diciéndome no tires la toalla ya que nunca me la dejastes tirar a mí, en el mes de Abril justamente el día de Sant Jordi fue el primer día que apareci en montnegre con Lola.
    Me senté con mis reservas y estuve callada pero mis ojos no paraban de salir lágrimas era la primera vez que lloraba sin tenerme qué ocultar.
    Salí sin la presión en el pecho que llevaba desde noviembre.
    Por culpa de la pandemia 😷 se suspendió la terapia ahora gracias a los meses que fui encontré a unas personas maravillosas dos de las cuáles son unos puntales muy importantes ahora en mi vida Maite y Marisa estoy segura que cuando todo esto se acabe juntas empezaremos a aprender a vivir sin nuestros maridos.
    Mil gracias LOLA y MONTSE LARRE y sobre todo a Pilar Alarma (mi prima)
    Perdonar si me he enrollado mucho pero me a salido así a mi me sirve mucho el escribirle casi cada día explicarle lo que he hecho y lo qué siento.
    Gracias por el trabajo de las tres y la gran labor que hacéis.
    Esperó haber ayudado a alguien

  3. Como siempre, me habéis emocionado.  Me siento tan identificada con cada uno de vuestros escritos.  Gracias, muchísimas  gracias.  Un abrazo  /  Maite En viernes, 15 de enero de 2021 09:54:22 CET, Recursos d’acompanyament psicològic escribió: #yiv2098140519 a:hover {color:red;}#yiv2098140519 a {text-decoration:underline;color:#0088cc;}#yiv2098140519 a.yiv2098140519primaryactionlink:link, #yiv2098140519 a.yiv2098140519primaryactionlink:visited {background-color:#2585B2;color:#fff;}#yiv2098140519 a.yiv2098140519primaryactionlink:hover, #yiv2098140519 a.yiv2098140519primaryactionlink:active {background-color:#11729E !important;color:#fff !important;}#yiv2098140519 WordPress.com | josepmtriasipeitx posted: “TEMA:  “ MI PRIMER AÑO DE DUELO” INTRODUCCIÓN   De nuevo amanece un nuevo año y te haces miles de preguntas sin respuestas, a las que ya he desechado y os digo el porqué.   Esperar que este mal sueño vivido, se d” | |

Deixa un comentari

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

Esteu comentant fent servir el compte WordPress.com. Log Out /  Canvia )

Twitter picture

Esteu comentant fent servir el compte Twitter. Log Out /  Canvia )

Facebook photo

Esteu comentant fent servir el compte Facebook. Log Out /  Canvia )

S'està connectant a %s

A %d bloguers els agrada això: