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Per començar

Divendres 16 d’abril de 2021

TEMA:  “CREENCIAS”

    INTRODUCCIÓN:

   Buenos días a todos.

   Una nueva primavera nos anuncia que debemos seguir cuidándonos, aunque nuestros campos y nuestro cielo se vistan de mil colores.

   Pero no deja de ser un tiempo en que las semillas que nuestros científicos, empezaron a sembrar en  otros campos llenos de tubos de ensayos, pipetas e ilusión, crearon  espacios, en donde, con su saber científico, estudiaron, investigaron, experimentaron y trabajaron en perseguir unas vacunas y medicación para el bienestar del ser humano.

   Esta primavera la debemos celebrar por ellos, porqué a pesar de trabajar con subvenciones y ahora  por otros intereses, ellos siguieron amando su profesión para darnos otras primaveras que, estoy segura volveremos a ver, y a contemplar el bienestar hoy añorado.

   Gracias en nombre de quienes valoramos vuestra vocación y vuestro amor al prójimo.

CAPACIDADES Y CREENCIAS – ALEX ROVIRA
  • CREENCIAS, por Rosa Mª.

   Vayan por delante estas definiciones sobre las creencias.

   Según Ortega y Gasset, “son ocurrencias que surgen de un ser, sean suyas o insufladas por otros, y que solo se distinguen por la relación que cada uno establece con ellas”.

   Según el Diccionario de María Moliner, “son un conjunto de nociones sobre algo importante (religión, política, etc.) que consideramos una verdad indiscutible”.

   Según el Diccionario de la RAE, “son un firme asentimiento y conformidad con algo. Unas ideas que se consideran verdaderas y a las que se da completo crédito como ciertas”.

   En mi opinión debemos incluir también, las creencias populares que en gran parte provienen de antiguas creencias religiosas y que, a veces, han derivado en supersticiones por no estar incluidas como creencia de fe.

   Podríamos separarlas en varios grupos:

  • Creencias de tipo religioso, dogmáticas y rituales.
  • Creencias limitantes y de índole supersticiosa, (las patas de conejo, el no pasar por debajo de una escalera, etc.)
  • Creencias normativas: listas de cosas de lo que está bien o lo que está mal.
  • Creencias seculares que podemos expresar de modo consciente y las que expresamos de modo inconsciente en actos voluntarios.

   Todas las creencias son respetables si no dañan a nadie, pero hay que pensar en ellas como en un medicamento: Hemos de controlar la dosis. Las dosis adecuadas nos harán bien pero si nos extralimitamos pueden conducirnos a problemas de salud física y mental.

   En la época de duelo nos encontramos especialmente vulnerables y nos sería fácil caer en creencias equivocadas, en fanatismos, en supersticiones o en seguir creencias que no buscan nuestro bien.

   Las creencias que nos pueden ser útiles, son aquellas creencias que son abiertas y que permiten la discusión y un análisis lógico y racional.

   Hay que huir de los fanatismos o de las creencias que limiten nuestra evolución.

   Recordemos que todos consideramos verdaderas a nuestras creencias pero tenemos que tener sentido crítico, sentido común y confrontar las ideas.

   Eso es lo que nos puede ayudar a avanzar.

  • CREENCIAS, por Montse Larré.

   Partiendo de que una creencia, por definición, es el hecho de dar por cierto una realidad, un conocimiento, una experiencia, un suceso y que está totalmente sujeta a todas las vivencias que tienen lugar en el transcurso de nuestra vida, ya podemos suponer que después de la pérdida de un ser querido, estas creencias al igual que cualquier otro ámbito en nuestra vida, se pueden ver, tanto reafirmadas como por el contrario quedar totalmente excluido de nuestra vida.

   Para las personas que tenían de antemano unas firmes creencias, ante ese revés de la vida, nuestra mente, por efecto rebote, puede que queden totalmente anuladas de raíz, ya que en esos momentos nuestra mente y nuestro corazón solo es capaz de sentir dolor, rabia y desconcierto.

   Por el contrario e insisto que esa pérdida que es un tsunami en el que todo lo que pueda pasar a partir de entonces es totalmente inesperado, puede haber personas que se aferren a esas creencias e incluso pueden volverse más certeras y pueden ayudar a intentar comprender qué es lo que nos está pasando y qué pasos hay que seguir a partir de ahora.

   Tantas y tantas veces en nuestros grupos de duelo, en los que el respeto por cada uno de los componentes es sagrado, he oído que toda creencia es respetable y que el camino que cada uno escoja es el bueno, nadie mejor que cada uno de nosotros puede escoger lo que mejor le vaya para vivir y que hay que buscar ese camino, indistintamente de lo que piensen o hagan los demás y esto tan obvio, tan leído en libros de autoayuda, en manuales de psicología, amigos míos, …., es de las cosas más difíciles de hallar, pero que cuando lo encuentras te das cuenta que vas por buen camino.

    Como siempre, os quiero dar mi testimonio al respecto. Fui a colegio religioso desde los 4 hasta los 18, y os he de decir que en aquella época temprana me enseñaron a rezar, a ir a misa, hice mi primera comunión y como muchos de mi generación, con el tiempo, nos alejamos de esa creencia, ya sea porque nos la impusieron, ya sea porque nos damos cuenta que no es lo que nosotros realmente creemos de adultos, aunque creo que siempre, a lo largo de la vida y en casos apurados, me ponía a rezar.

   Solo os digo que 3 semanas antes de morir mi hija, fui a Montserrat, a la “Moreneta”, a pedir salud para todos los míos, incluso le puse dos velas. Como podréis comprender desde ese momento y de una forma radical dejé de creer en ella y la verdad es que dejé de creer en todo. ¿Quién puede creer en la “Moreneta”, ni en nada, después de perder en un segundo a mi hija? Pronto se van a cumplir 10 años de su muerte y si ahora me preguntáis cual es mi creencia, os diré sin duda que solo creo en mis posibilidades, en vislumbrar un futuro con algo de esperanza, en que mi vida ha tenido y sigue teniendo sentido, intentando ayudar a los demás, aunque el mérito ha sido de todo el entorno que me rodea, yo solo le he puesto voluntad y siempre teniendo como estrella a mi hija, quiero que desde allí donde esté se sienta orgullosa de su madre.

  • CREENCIAS, por Maria Dolors Estivill (Lola)

   Creo que hablar de creencias es un amplio tema y recurrente en las sesiones presenciales.

   Es tanto cuanto he aprendido de todos a quienes he conocido en mis años de voluntariado, junto a tantos y diversos pareceres y creencias, que todos me han enseñado a valorar y dar, si cabe, más valor a una frase que sé que es cierta en mí y dice así: “quien cree, crea, y quien crea, cree”.

   Todo el mundo es creyente porque él es el propio ser creador de su camino desde que nace. Luego, con los años, se irá formando y forjando como el hierro cuando acaricia el fuego o lo someten a un fuego abrasador.

    Su propio lugar de nacimiento, sus padres, familia, entorno, circunstancias, etc., moldearán al pequeñuelo en el espejo de lo que vive. Luego, su escuela, sus amigos, las circunstancias de un mundo cambiante, influirán de una manera u otra.

    Aquél bebé ¿en qué creerá años después? Seguramente vivirá en un ambiente donde otras  ideas, pensamientos y sentimientos trasmitidos por sus antecesores, irá  creciendo paralelamente en una sociedad donde las ideas, y otros pareceres, forjándole y, a la vez, forjando un camino donde también sus genes heredados, “a los que les gusta jugar a construir o no”, irán creando a un adolescente.

    Más tarde, como adulto, de todo cuanto ha recibido, informándose, estudiando o trabajando, tendrá suficientes conocimientos para creer y crear su camino y puede que aprenda de sus errores o de sus aciertos, e irá labrándose desde  crear una vida, donde sus creencias le ayudaran  a vivir, a sobrevivir y a evolucionar en general.

   Desde mi creer, todos nacemos con un sentido de vida. Quizás unos no lo logren o no quieran reconocerlo, pero siempre somos: unas veces alumnos y otras profesores de nuestro entorno.

    Este aprendizaje de vida, si así lo creen, deseo les ayude ante la adversidad  y, sobretodo, espero logren también a valorar las pequeñas cosas que se suceden en ciento de momentos, que una vez vividos, no vuelven.

    Así que sin más preámbulos os voy a contar qué creencias viven en mí desde muy pequeña. Es importante tu manera de ser, pero importante también es quién te encuentres en tu caminar por esta vida, así ha sido en mi caso.

   Estas creencias, hoy me he dado cuenta, que han condicionado mi vida y a la vez están tan arraigadas en mí, que deben ser las semillas que, sin darme cuenta, me transmitió mi entorno y sobre todo una de mis abuelas.

   Así que os sintetizo lo que redacté hace ya muchos años. Quizás os parecerá “un cuento” pero como todos sabéis, los cuentos son relatos que desde pequeños llenaron  nuestro mundo de una riqueza que hemos ido trasmitiendo y precisamente este relato que sintetizo hoy, se lo trasmito a mis nietos a migajitas

   Desde muy pequeña todos los domingos acompañaba a mi abuela a misa. Muchas veces estaba tan pendiente de ella, pues estaba tan feliz a su lado, que no me daba cuenta de los largos sermones que, a veces, no entendía.

   Un día me miró, y me dijo “recuerda siempre que en el Sagrario tienes a tu mejor “Amigo”. Háblale, cuéntale todo lo bueno y lo malo que te suceda y aunque algún día creas que te ha olvidado, regáñale.

   Aquellas palabras, que no pasaban a ser más que un mensaje que me repetía y que me trasmitía, se grabaron en mi alma como una semilla sin ser consciente de ello.

   Después de morir mi hijo Andrés, mis conversaciones con Dios, el “Amigo” del que me hablaba mi abuela, eran y son continuadas. Me siento bien tanto cuando me enfado con Él o cuanto quiero entender todo lo que me ocurre. Para mí ni es poderoso, ni fuerte, ni castigador, ni dueño de mi vida; es simplemente el “Amigo”, aquél que me enseñó a querer mi abuela desde mi niñez.

   Muy al principio de mi duelo, en mi soledad, en mi llanto, lo tenía tan presente que toda mi ira, mi rabia, mi impotencia, mis porqués continuos, eran mi única conversación con Él. Para mí, Dios estaba presente en mi vida siempre. Pero fue entonces, cuando la vida me era insoportable, que empezó entre Él y yo una comunicación intensa.

   Fue cuando comencé a valorar si Él era simplemente un “ser” inalcanzable o era un amigo. ¡Amigo, no! Un amigo, si de verdad tiene el valor de esta palabra, no puede dañarte como yo me sentía herida. ¿Cómo si Él sabía lo que yo amaba a Andrés, me lo pudo arrebatar en un simple accidente de tráfico? ¿Qué pretendía de mí? ¿Qué reto quería que alcanzara? ¿Qué quería decirme? ¿Qué somos para Él? ¿Existes?, le pregunté. Si de verdad me quisieras, si de verdad no te hubieras despistado, hoy Andrés seguiría con nosotros.

   Cuanto más hablaba con Él, más cuenta me di que le estaba dando vida. ¡Claro que existes!, pero no te entiendo.

   Si eres inalcanzable yo quiero alcanzarte ya en esta Tierra y entenderlo todo, o casi todo. ¡Cuántas dudas de tu existencia me has planteado!

   Empecé a desahogarme escribiéndole a mi hijo Andrés una carta cada día. Allí, en aquellas cuartillas, guardé mis lágrimas y mi dolor. Le decía cuánto le quería, que no podíamos vivir sin él, y que nos ayudara. Cuando terminaba una de ellas, me parecía que todo cuanto de amargo contenía, mi corazón se paliaba con aquella carta remitida al cielo.

   Era un medicamento efectivo; era un bálsamo donde se me dejaba conectar con ese hijo al que sigo amando en la distancia.

   Poco a poco, en muchas de esas cartas, le hablaba de Dios. Me era fácil hablar a mi hijo de Él, pues si de verdad Andrés está en el Cielo, y así lo creo, éste debería estar junto al “Amigo” llamado Dios, al que quise desde mi niñez. A través de “mi pequeño gran hombre“, empecé a querer saber más. ¿Por qué le llamó tan joven a su presencia? ¿Qué falta le hacía al Todopoderoso, si miles de Santos tiene la Iglesia?

   Con el tiempo he creído que esta chispa divina que poseemos y a la que yo llamo “trocito de cielo”, forma parte esencial de un disfraz de este cuerpo físico con el que nos reconocen. Esta chispa, estoy segura, no se olvida que forma un TODO en otro espacio, un todo que nuestros ojos humanos no pueden vislumbrar. Somos totalmente inconscientes de ello. Ésta es mi creencia. Y pululamos por esta Tierra intentando pasar por ella, buscando que nuestro cuerpo físico encuentre el máximo de placeres posibles, donde dicen que se encuentra la felicidad.

   Pero creo que eso no es así. Mientras nuestro cuerpo físico lucha por este mundo queriendo alcanzar el cielo material, ese “trocito de cielo“, va alcanzando paso a paso unos conocimientos y una sabiduría que no se encuentran en las Facultades, pero sí con el contacto de otros seres y aprende la grandeza de lo que es la vida y el valor que le puedes dar tú a ésta.

   Mientras estas dos partes fundamentales que forman el ser vivo llamado PERSONA, no navegue por este gran mar llamado MUNDO, siendo consciente que han de vibrar a la vez, no entenderemos qué es la muerte.

   Este es mi parecer y respetando siempre a todos en sus hipótesis y en sus creencias.

   Personalmente mi mundo, es un puzle con miles de fichas que el tiempo ha ido colocando justo donde encajan y he aprendido de quienes me enseñaron para bien, y de los que algunas veces no me hicieron la vida fácil, pero me dieron alas para estudiar, investigar y ayudar a todos quienes llaman a mi vida para que les acompañara en su duelo.

A TÍ, “AMIGO”

Si no pudiera conversar contigo,
¡qué difícil sería mi vida!
Si no pudiera sentirte en mi alma,
¿qué sería de mi corazón?
Si no pudiera quererte como “Amigo”,
¿cómo podría querer vivir?
Si no pudiera decirte
que a veces me desconciertas,
¿cómo podría encontrar la verdad?.
Eres como el viento;
te siento tan cerca de mí
que me es fácil esperar al mañana.
No me ha sido fácil  asimilarte
en este duro trance.
Pero Tú sabes cómo llegar a mí.
Te vales del amor como arma y
me mandaste al mejor de los representantes.
Tú lo sabes.
Y por él, “Amigo mío”,

¡Gracias por escucharme!

    Estos pequeños extractos los he copiado de un capítulo de mi libro “TENGO UN ÁNGEL EN EL CIELO”, los he añadido al tema de creencias, porque creo que sin esta fe y sin estas creencias, no me hubiera sido fácil entender la VIDA.

   De todos he aprendido y a todos les doy gracias, y a quienes les he fallado, les pido perdón.

“YO SI, versión española LAURA PAUSINI”

      Fins el proper divendres día 30 de abril de 2021

      Un abrazo, Una abraçada

      María Dolors Estivill Martínez (Lola)

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