Diciembre de 2021
Después de este largo silencio, quiero comentaros que a todos os he tenido muy presentes. Pero como ya os dije al inicio de este blog, os acompañaríamos hasta que pudiéramos empezar los grupos presenciales. Así lo hemos hecho en noviembre y diciembre sin hacer publicidad, pues nos temíamos, como así ha sido de nuevo, que este conocido virus, vestido de mil disfraces, se nos presentara dándonos, eso sí, pequeñas pausas para resurgir y elevar de nuevo, con su sexta ola, el número de los contagios.
Así pues, no queríamos vivir estas navidades sin acompañaros y soñar que, un día no lejano, las vacunas existentes y otras, junto con los antivirales, en los que y tras ellos, hombres estudiosos y valiosos en el campo de la Salud, nos den de nuevo la estabilidad y normalidad deseada por muchos.
No quiero dejar de agradecer a todos quienes se han vacunado, por su solidaridad con el ser humano y también respetar a quienes no lo han hecho. A estos últimos les he decir que temo por ellos, porque también sois importantes para mí, pero me entristece que, aunque el miedo o la no credibilidad que aún no tenéis en los avances médicos, no deis un paso al frente y deciros, no por mí, pero sí por las personas que quiero y por las que no conozco, que digáis yo también me vacuno.
Pienso que dar la vida por los demás, es el acto de amor que puede vencer a este virus que nos tiene atrapados y que con un montón de billetes de salida de este mundo, espera aún a muchos. Y me duele.
Maria Dolors Estivill (Lola)
- NAVIDAD, por Rosa María M.
¡NAVIDAD! … dulce a pesar de todo. Vuelven de nuevo las antes veneradas y ahora temidas Navidades.
En nuestra infancia, cuando éramos pequeños, vivíamos en un mundo de inocencia, lleno de magia que nos hacía esperar con nervios y con ilusión esos días que tanto parecían tardar en llegar.
Y no era porque esperáramos unos regalos enormes o lujosos. ¡No! Para nosotros era más importante el hecho maravilloso de que la magia transformara a un tronco tapado con una manta y alimentado con pieles de mandarina en un tronco fantástico que nos iba a regalar dulces y pequeños regalos. O que aparecieran paquetes muy bien envueltos bajo el árbol de Navidad. O que unos días más tarde, llegaran los Reyes Magos, después de la
Cabalgata, durante esa noche en la que tanto costaba conciliar el sueño, y dejaran sus regalos junto a nuestras zapatillas que habíamos dejado muy bien colocadas y por la mañana estaban en desorden y con restos de comida (señal inequívoca del paso de Melchor, Gaspar y Baltasar).
Tanto nos gustaba de niños que cuando fuimos padres y madres continuamos la tradición con nuestros pequeños. Vivíamos en su ilusión la nuestra. Y continuamos…
Pero en tiempos de duelo, eso puede ser una montaña muy difícil de escalar.
Estamos tristes, rotos, nos falta alguien. Pero no estamos solos. En casa de una amiga siempre se brinda así en Navidad: ¡Por los presentes y los ausentes! y al decir eso crean un momento mágico. Ya no falta nadie.
Si tenemos la inmensa suerte de estar rodeados de pequeños, vamos a colaborar en la magia del momento. Eso nos hará sentir muy bien.
Aunque estamos en tiempos de Covid y no podamos estar con toda la familia por nuestra propia seguridad y la de todos, usemos los medios tecnológicos para llamarnos, mirarnos a la cara, preguntar por unos y otros, enviarnos besos y abrazos. Pensemos que si nosotros estamos regular, nuestros familiares y amigos también pueden estarlo.
Decoremos la casa para la fiesta, hagamos un belén con los pequeños: aquí el río, aquí las ovejas y los pastores… o montemos un árbol precioso junto a nuestra gente.
Nos sentiremos mejor y les dejaremos un recuerdo tan imborrable como el que tenemos de nuestra infancia. Y con suerte algún día dirán a los que vengan detrás: con mi abuela hacíamos esto y nos gustaba mucho… ¡Qué bien, bendito el momento, bendito el esfuerzo que hayamos podido hacer! Y benditos todos los que aún tenemos asas donde agarrarnos, con una familia que nos quiere y a la cual queremos con locura a pesar de los tropiezos, a pesar de los barrancos en los que hemos caído, y de los ríos que hemos cruzado.
Pero… lo hemos hecho, estamos aquí y se lo debemos a los que están aquí, a los que se han ido y… a los que vendrán.
Hagamos vivir la Navidad a los nuestros y, seguramente, a más gente. Que los días sean lo más bonitos que podáis pintarlos.
Rosa María M
- NAVIDAD, por Montse Larré
NAVIDAD 2021:
Ya hace algún tiempo que no nos asomamos a esta ventana que hemos utilizado durante esta época de pandemia, que estamos viviendo con inquietud y extrañeza y en la que tanta necesidad de poder comunicarnos hemos tenido y seguimos teniendo.
Tanto las personas que acaban de empezar un proceso de duelo como los que somos veteranos, este momento del año, Fiestas de Navidad, no son especialmente fáciles de llevar.
Bajo mi opinión y vivencia, el hecho de compartirlas con las personas que
queremos, ya sean familia o amigos, para mi han sido y son la mejor herramienta para lograr que sean lo más agradables y llevaderas posible.
Este otoño, y con toda la cautela que nos ha sido posible, hemos podido abrir los grupos de duelo presenciales, pero como todos sabemos, la realidad del virus nos ha obligado a hacer una pausa, a la espera de que podamos reanudarlos.
Esa posibilidad de reunirnos de forma presencial, creo es esencial para poder generar herramientas, cada uno las suyas, con las que tratar de hacer camino en este proceso, el poder mirarnos a los ojos con el fin de vislumbrar qué hay en ellos, en qué momento estamos y qué necesitamos. En cualquier caso, tanto en las sesiones presenciales, como compartir este blog, nos sirven para poder continuar nuestro andar de forma serena y con paso firme.
Os deseo de todo corazón FELIZ NAVIDAD 2021 con la esperanza de que el próximo año 2022 no nos falte esa fuerza para seguir caminando hacia ese deseado bienestar.
Montse Larré.
- NAVIDAD, por Maria Dolors Estivill
AÑORADA NAVIDAD. Eres puntual como cada año a la cita y me haces vivirte al finalizar este año y empezar el siguiente, con momentos no fáciles de definirlos.
Este 2021 me rondaba la idea de dejarte simplemente que pasaras sin anunciarte nada en especial, pues mi corazón, aunque con mucho que contar, no sabía qué compartir.
Ha sido un año largo de acontecimientos vividos emocionalmente, de dudas, de reflexión y, a la vez corto que, resumirlo, necesitaría el recogimiento interior, para conectarme con este trocito de cielo que sé habita en mí y que muchos pueden llamarlo sabiduría, nacida de un momento de soledad, de euforia, de momentos bonitos o no, y me pregunto ¿por qué no tenemos una goma de borrar junto al corazón para hacer desaparecer lo que nos hace daño, o tener en nuestra mente un clic de euforia sana, para programar y extasiarte con los miles de colores que nos traes en estas fechas navideñas y que impulsivamente me hacen caminar por tan diversos caminos?
Dos de ellos, aunque te parezca raro, iluminan siempre mi vida. El primero lo encontré así abrir los ojos, se llama “Esperanza”; el otro, el de “la Fe”. Este último me ha sido más difícil encontrarlo en un momento dado de mi vida, quizás es que un día creí que la necesitaba, pero me pedía un sobreesfuerzo creer que existía.
Te cuento Navidad, que en mi entorno, unos dicen que te esperan con ilusión, otros con tristeza, por los recuerdos y vivencias que ya no volverán; y aún a otros les encantaría que estos días volaran para no vivirlos.
Así que delante de mi ordenador quisiera dártela yo la bienvenida, aunque a veces me haces llorar, también te estoy agradecida, porque me has dado vida. Vida para compartir con todos a quien quiero y aprecio. Pero te cuento que cada 365 días les digo a muchos que eres cíclica y como un fantasma les das mucho trabajo en cuanto al tema sentimientos. Pero te visto con los mejores disfraces y cuento contigo.
Para todos quienes, tras las luces, los belenes, el abeto, los villancicos, turrones…, les duele el corazón detrás de todo ello, hay miles de trabajadores que esperan estas fiestas para tener trabajo y poner un plato de lentejas a los suyos en la mesa.
Como ves no me eres indiferente y cuando veo en mi pesebre a “mi Amigo” recién nacido esperando abrazar a todos, con el fin de amar, me hace conectarme con la niña interior que fui y vuelvo a nacer de nuevo, a ilusionarme de que la vida puede tener sentido.
Os tengo a todos muy presentes y deseo que estas Navidades os traigan miles de sueños que llenen vuestros calcetines de ilusiones y de grandes dosis de esperanza para transitar por el camino de la vida con fuerza, paciencia, perseverancia y donde no os falten sueños bonitos que se realicen. Y yo dejaré el cansancio y todo cuanto no me ha dejado caminar 2021 para nacer con la esperanza que pueda felicitaros otro año y abrazaros aunque sea por e-mail, WhatsApp o acompañaros personalmente.
Un abrazo
Maria Dolors Estivill (Lola)
Una Abraçada, un abrazo de:
Rosa Maria
Montse
Maria Dolors (Lola)